La risa es la mejor medicina...
A menos que tengas costillas rotas.
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Un anciano y una anciana se reunen todas las noches. No están casados, pero durante años y años han pasado todas las noches juntos. Lo único que hacen es sentarse desnudos en el sofá y mirar televisión mientras ella sostiene su pirrín
Todas las noches, como un reloj, hacen esto: sentarse en el sofá viendo la televisión mientras ella sostiene su salchicha.
Una noche no aparece. Luego pasa una segunda noche y no se presenta. Ella lo llama.
"¿Dónde has estado?"
"Oh... he estado con una amiga".
"¿Qué estás haciendo allí?"
"Más o menos lo mismo que hacemos nosotros: sentarnos desnudos en el sofá viendo la televisión mientras ella sostiene el pito".
"Bueno, ¿y qué tiene ella que no tenga yo?"
"Parkinsons".
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PROFESOR: ¿Por qué llegas tarde, Lobito bebé?
LOBIN: Por la señal.
PROFESOR: ¿Qué señal?
LOBIN:: El que dice: "Escuela adelante, avance despacio".
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Mi esposa tomó unas copas de vino y le gritaba al televisor: “¡No entres ahí! ¡No entres a la iglesia! ¡Él está ahí, idiota!
Entonces le pregunté si podíamos ver algo más que el vídeo de nuestra boda.
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Una amiga me acaba de regalar una bolsita de azúcar…
¡Creo que fue muy dulce!
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Antes de que muera Lobito, deberia comer una bolsa entera de palomitas de maíz sin reventar.
Eso debería hacer que la cremación sea un poco más interesante.
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Llevan a Frikyta ancianita a un asilo de ancianos y la dejan, con la esperanza de que la cuidaran bien. A la mañana siguiente, las enfermeras la bañaron, le dieron un delicioso desayuno y la sentaron en una silla junto a una ventana que daba a un hermoso jardín de flores.
Parecía estar bien, pero después de un rato lentamente comenzó a irse de lado en su silla. Dos atentas enfermeras inmediatamente se apresuraron a atraparla y enderezarla.
Nuevamente parecía estar bien, pero después de un rato lentamente comenzó a inclinarse hacia el otro lado. Las enfermeras regresaron corriendo y una vez más la pusieron en pie. Esto continuó durante toda la mañana. Al dia siguiente, llegó su familia para ver cómo la dulce ancianita se estaba adaptando a su nuevo hogar.
"Entonces, ¿cómo te va aquí? ¿Te están tratando bien?"
"Es muy bonito", respondió ella. "Excepto que no me dejan tirarme un pedo".
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Luna se acercó a un alegre viejecito que se mecía en una silla en su porche. "No pude evitar notar lo feliz que luce", dijo. "¿Cuál es su secreto para una vida larga y feliz?"
"Fumo tres paquetes de cigarrillos al día", dijo. "También bebo una caja de whisky a la semana, como alimentos grasos y nunca hago ejercicio".
"Eso es asombroso", dijo Luna, "¿cuántos años tienes?"
"Veintiséis", le dijo.
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Cierto día, una esposa tenía relaciones sexuales con el mejor amigo de su marido, cuando suena el teléfono, así que ella contesta.
"Sí... eh, eh... Ok... sí... adiós."
El mejor amigo de su marido dice: "¿Quién era?"
"Ese era mi marido", respondió ella.
El hombre saltó de la cama y trató de vestirse rápidamente.
"Relájate", dijo la esposa. "Sólo me llamó para decirme que estaba jugando golf contigo"
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Una mañana temprano, el usuario Alone, con rostro triste, entró en una floristería.
El empleado estaba listo para tomar su pedido de una pieza funeraria, basándose en la expresión del rostro de Alone, pero pronto se dio cuenta de que su suposición era errónea cuando Alone pidió una canasta de flores enviada a su esposa para su aniversario.
"¿Y qué día será ese?" preguntó el empleado.
Con tristeza le respondió: "Ayer".
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Dos monjas escocesas llegan a Estados Unidos y una le dice a la otra: "He oído que la gente de este país come perros.
"Es extraño", responde su compañera, "pero si vivimos en Estados Unidos, más vale que vivamos como los estadounidenses". Asintiendo enfáticamente, la madre superiora señala a un vendedor de perritos calientes y ambas caminan hacia el carrito.
"Dos perros, por favor", dice una. El vendedor está encantado de complacerlas y envuelve ambos perros calientes en papel de aluminio y los entrega sobre el mostrador. Emocionadas, las monjas se apresuran hacia una banca.
La madre superiora es la primera en abrir el suyo. Ella comienza a sonrojarse y luego, mirándolo fijamente por un momento, se inclina hacia la otra monja y le susurra con cautela: "¿Qué parte te dieron?".
